La verdad de la calle[1]
Este es un tema que para mí, no nace específicamente como trabajo de la universidad, es algo que viene desde hace algún tiempo atrás. Probablemente es algo que se debe llegar a hacer, el hecho de profundizar y buscar la manera de que la gente vea la posibilidad de que la calle esconde algo, un secreto que todos llevamos por dentro y que la seguridad de nuestros hogares no nos permite ver, un mensaje que va dirigido sobre todo a los jóvenes.
Las ciudades, en especial, albergan en sus calles habitantes que saben muy bien de lo que les hablo, la mayoría les tememos, tal vez la necesidad los obligue a cometer algunos actos con los que no estoy de acuerdo. Cuando empecé a ser consciente de ello fue cuando percibí la posibilidad de ser uno de ellos, de pasar una noche bajo el cielo rojo, sin poder dormir, atento a cada movimiento, cada ruido que emitía este lugar misterioso. La pregunta inicio su germinación hace ya algún tiempo, y de alguna manera de su tallo han empezado a surgir varias hojas que día a día alimentan mas esta idea. Pero la especulación es lo más usual que nos podría entregar alguna respuesta, creo que hasta no enfrentar el problema, discutirlo, no podre llegar a algún punto concreto, este tan solo seria un acercamiento en un momento oportuno.
¿Alguno de ustedes ha tenido la oportunidad de hablar con uno de ellos? Algunos trabajan, otros simplemente vagabundean y tienen lugares específicos donde les guardan alimentos que los empleados tienen para ellos. En una pequeña entrevista que tuve con un hombre un poco mayor que yo, me conto que hacia tres años era un residente mas, aunque tal vez era mas reciente su decisión de vivir sin ningún lugar fijo; su expresión era tranquila, su intención era la de dormir un rato, a mi pareció algo incomodo su dormitorio ya que era bastante concurrido, para mi era imposible lograrlo. Me senté a escuchar la historia que él tenia para mi, y me conto sobre los personajes que cumplían su labor como seguridad privada, estos no permiten que uno se acueste en las calles, y mucho menos que se siente en las gradas que anteceden la entrada de algún gran edificio. Efectivamente tan pronto como me dijo esto, un hombre se acerco al lugar en él que estábamos charlando, pero no tuvo a quien descargarle la ira que llevaba adentro por que ya se había levantado de su cama de concreto y repentinamente había aparecido al otro lado de la calle, pude ver la expresión de la cara del celador y las palabras que murmuraba, desde aquel momento empecé a ver un poco mas allá de donde antes fijaba mi mirar.
Podríamos entrar a discutir muchas cuestiones en este punto, desde la distribución del trabajo hasta la cuestión del espacio y como el estado permite que haya personas sin un lugar donde dormir y donde tener un poco de privacidad. Leyendo sobre este último tema encontré cifras que hablan de 15 metros cuadrados por habitante en la vía pública que corresponden a cada persona, ¿Por qué no se destinan ese terreno a darle una habitación respetable a una persona que lo necesita? Obviamente pensara que este seria un lugar donde la inseguridad empezaría a reinar, donde las personas se congregarían para asaltar y hasta matar, la maldad va mas allá de mi entendimiento, pero es inevitable, es una necesidad que tiene tanto el asesino como la victima, mi idea no es erradicar el vandalismo (se ha preguntado la procedencia de esta palabra, por que yo no) aunque seria impredecible los resultados que arrojaría esta utilización de los espacios públicos, no hablo de ninguna expropiación solo suministrar un lugar donde descansar, donde defecar, donde bañarse, bombardear las cabezas de las gentes; pero desgraciadamente este mundo en el que fuimos lanzados, cree que lo que tenemos va a durar para siempre, son unos pocos los que no tienen nada y este tema jamás los toca, cuando ven a alguien que huele mal, que sus ropas se caen a jirones solo se alejan cruzan de anden, lo mismo sucede con la VERDAD DE LA CALLE, jamás los toca.
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